Desde hace décadas, las adicciones se entienden como una enfermedad que quedan registradas en los trastornos mentales y del comportamiento, y registradas así también en los manuales internacionales de diagnóstico y de tratamiento médico. Aún a nivel europeo, como puede ser la fiebre, a nivel internacional. Esto supuso un cambio muy importante porque pasó de valorar las adicciones como un capricho, como una falta simplemente de voluntad de un paciente, a poder entenderlas como una enfermedad como cualquier otra que pueda afectar a cualquier otro órgano de nuestro cuerpo. Es muy importante entender esto porque si no valoramos la adicción como una enfermedad en sí misma desde el primer momento, pues vamos a estar equivocándonos, íbamos a estar generando frustraciones tanto en los pacientes como en los familiares, como, por supuesto, en los profesionales sanitarios que nos dedicamos a ello.
No he dicho esto, es importante también recalcar que se necesita un buen estudio diagnóstico para saber de dónde partimos, para saber cuál es la situación clínica general del paciente. Recoger analíticas amplias, si fuese necesario realizar otras pruebas complementarias como imagen cerebral, ya fuese tabaco, fue esa resonancia magnética. En acción, a partir de una buena situación diagnóstica y una buena sintonía, una buena situación de información clínica que nos ayude a poder orientar los objetivos terapéuticos reales. Porque plantear objetivos terapéuticos que no se adapten a la realidad actual del paciente, pues, como decía antes, simplemente va a generar frustración y dificultad en todo el proceso.
Eso es un proceso muy largo en el cual se van a ver involucrados diferentes especialistas, por supuesto, médicos, psiquiatras, psicólogos, terapeutas, la familia, como también hablaba antes. Y esto es un proceso que puede tardar 2-3 años fácilmente en total para que nos sirva o que para que le sirva al paciente para recuperar su funcionalidad y su recuperación completa a la sociedad, a la vida y a su funcionamiento diario. La labor del médico psiquiatra va a depender de la fase de tratamiento en la que se encuentra el paciente. Entre ahora, nosotros dividimos las fases de todo el proceso más o menos en tres periodos o tres niveles: un primer nivel o un primer período de ingreso que suele estar entre dos y tres meses aproximadamente de estancia media en nuestra clínica; y una segunda fase, digamos, ambulatoria, que a su vez se divide en otras dos partes que cada parte suele tener aproximadamente unos seis meses de duración.
Al principio, en una fase de ingreso en nuestra clínica, de aquí entre, y ahora la desintoxicación es un primer paso básico para poder plantear que el paciente empieza a tomar conciencia de su enfermedad. Un paciente que viene con un consumo muy alto de cualquier sustancia o conducta adictiva a un comportamiento X. Si no hacemos esa desintoxicación en ese proceso inicial, nos va a costar muchísimo más poder entrar a trabajar más aspectos más personales o más del área de las emociones con él, porque va a estar claramente bajo los efectos de una sustancia o probablemente con un riesgo de abstinencia a la sustancia X bastante alto.
Una vez alcanzada la desintoxicación, que viene a durar entre dos o tres semanas dependiendo de la sustancia que el paciente consuma, ya nos planteamos un periodo más de un período inicial de deshabituación en el cual podemos usar diferentes tratamientos farmacológicos, sobre todo con el objetivo de disminuir los síntomas secundarios al propio consumo: agitación, ansiedad, depresión, e inquietud, insomnio, falta de apetito, o una alteración de conducta alimentaria, por ejemplo, tipo atracones incluso, bueno, por ejemplo, tipo bulimia o incluso en el extremo de nerviosa, muy relacionada con el consumo. Y digamos que en una fase digamos más ya terminal del proceso, vamos a intentar ir con la mínima medicación posible. En muchos casos, sin ningún tipo de medicación, simplemente hacer un seguimiento analítico, un seguimiento de pruebas complementarias si fuesen necesarias dependiendo de cada paciente y, por supuesto, un control médico general que nos va a dar la seguridad, tranquilidad de que el paciente avanza no solo en su adicción sino en todos los aspectos de su vida, de su vida, de su vida de salud.
