¿Tu hijo tiene TDAH o lo sospechas por sus problemas de
atención, hiperactividad o impulsividad?. Seguro que has vivido en tus propias
carnes sus problemas con los estudios, las relaciones sociales o las conductas.
El comportamiento, en la inmensa mayoría de las ocasiones, sin entender lo que
estaba pasando realmente. Es probable que dieras por hecho que no podía hacer
más o que simplemente no se estaba esforzando lo suficiente.
Para que consiga normalizar al cien por cien su situación
personal, social y familiar de una vez por todas. Te voy a explicar todo lo que
necesitas saber para entender qué es el TDAH, por qué aparecen los síntomas y
qué hacer para vencerlo definitivamente gracias al tratamiento y a la terapia
más adecuada para tu hijo.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo en el que se
produce una alteración en la maduración, principalmente, de la región delantera
del cerebro, el lóbulo frontal. Es donde se localizan los mecanismos que
regulan nuestra capacidad de autocontrol. De esta forma, nos cuesta controlar
la atención, los movimientos y los impulsos. Por eso pueden aparecer los
problemas con los estudios, con la conducta o las relaciones sociales.
La frecuencia actual del TDAH es alta, más o menos un 7 por
ciento, lo que equivale aproximadamente a un niño por cada clase. De hecho,
junto con la dislexia, las altas capacidades son las tres causas más frecuentes
de fracaso escolar en nuestro país.
Y por cierto, eso de que el TDAH es un problema nuevo, que
está de moda y que todos los niños inquietos, despistados, se están
diagnosticando de esto, es absolutamente falso. El test de H siempre ha
existido, el problema es que nunca se le ha prestado la atención que debería.
Los niños que hoy en día se diagnostican de TDAH son a los que hace 20 años se
les decía simplemente que no valían para estudiar y tenían que acabar
terminando y dejando los estudios. Además, todos los estudios realizados
muestran como la mayoría de los niños con TDAH están aún sin diagnosticar. De
hecho, dos de cada tres. Así que espero que ahora te quede clara esta
situación.
Al hablar de las causas del TDAH, tenemos que centrarnos en
las dos principales. Por un lado, la genética, y por otro lado, las
gestacionales. El 70% de los factores que predisponen a desarrollar problemas
de atención, de hiperactividad o de impulsividad son genéticos. Tanto es así
que más de la mitad de los niños con TDAH tienen algún padre con TDAH y más del
70% algún miembro de la familia con el mismo diagnóstico o síntomas parecidos,
aunque no sean los padres.
La conclusión que hay que sacar de esas cifras es que,
cuando hay alguien con TDAH en la familia, es conveniente valorar los casos
sospechosos entre todos los demás miembros familiares directos. ¿Por qué ocurre
esto? Pues porque hay un grupo de genes encargados de la maduración de las
zonas del cerebro responsables del control de la atención, del movimiento y de
los impulsos de ese lóbulo frontal. Si hay alteraciones en ellos, se transmiten
de generación en generación y al final se transmite de esta forma el TDAH.
Por otro lado, el 30 por ciento de los factores que
predisponen están relacionados con problemas durante el embarazo. Estos están
asociados a la inmadurez al nacimiento, como son prematuridad, bajo peso al
nacer, el consumo de alcohol o de tabaco durante el embarazo, que también
favorecen esa inmadurez. Es algo que vemos habitualmente en adopciones
internacionales de países como Rusia y Ucrania, ya que los efectos del alcohol
también alteran la maduración de las mismas zonas del cerebro que se alteran en
el TDAH.
Y aunque esto puede ocurrir también en nuestras fronteras,
es mucho más habitual que ocurran en este tipo de situaciones. Cuando hablamos
del tema del tabaco durante el embarazo, siempre hago la misma pregunta a las
madres que acuden a mi consulta: ¿Cuánto ha fumado durante el embarazo? Las que
me dicen que lo han hecho, siempre me les pido que me den una cifra: uno o dos
cigarros al día. Tengo una cuenta muy sencilla: un cigarro al día durante 280
días que dura el embarazo son 280 cigarros a lo largo de todo ese proceso. Esto
se traduce en 14 paquetes.
Esos 14 paquetes son los que ha fumado. Ha provocado el niño
antes de nacer sin que ni siquiera haya tenido voluntad para elegir. Ese
consumo de tabaco durante el embarazo afecta el desarrollo del peso, de la
maduración de su cerebro y otros factores durante el embarazo. De manera que,
al nacer, es uno de los factores que predisponen a tener problemas de
aprendizaje.
De mayor, los síntomas del TDAH se centran en la aparición
de problemas de autocontrol, de la atención, de los movimientos y de los
impulsos. Esto provoca problemas en los estudios, en las relaciones sociales y
en la conducta del comportamiento. Los problemas de atención en el TDAH
repercuten principalmente en el rendimiento académico, es decir, en la escuela.
Es donde más necesidades de atención tienen los niños. Cualquier problema de
concentración, allí es donde se va a notar por primera vez o de forma más
significativa. Pero esto también puede repercutir en sus relaciones sociales.
Ya que, si no es capaz de centrarse en una conversación en un grupo, procesa
lento la información y no sigue el ritmo de sus compañeros, éstos lo van a
notar y muchas veces lo dejarán de lado. O el mismo niño se sentirá fuera de
esa integración.
A nivel de conductas, estas situaciones también se sufren.
Porque si un niño no es capaz de entender, de procesar adecuadamente o de
asimilar la información que los padres, los profesores le dan, no podrá
completar las indicaciones que esto le dan. Y muchas de estas ocasiones acaban
introduciendo sensaciones por parte de los padres, los profesores, de que el
niño no está obedeciendo. Cuando aparecen problemas de impulsividad en el TDAH,
las principales consecuencias afectan a la conducta y al comportamiento.
Evidentemente, si un niño es impulsivo, tiene poca paciencia, no tolera las
frustraciones, va a presentar rabietas, enfado y dificultades a nivel
conductual. También puede afectar en las relaciones sociales y ese tipo de
dificultades o de poca tolerancia se dan con compañeros o con amigos.
Finalmente, si estas situaciones se dan en la escuela, con
los profesores, o en un entorno académico, también podrían afectarse las
relaciones sociales con ellos y, por supuesto, el rendimiento académico. Los
problemas de hiperactividad, aunque no te lo imagines, en las áreas en las que
más dificultades producen son las relaciones sociales. ¿Por qué? Pues porque
todos estamos acostumbrados a que un niño de cuatro, cinco o seis años sea
inquieto, movido y no pare. Pero si eso se mantiene a los 10, 12, 13 años, las
situaciones ya son diferentes.
Sus compañeros lo perciben de forma muy extraña y él mismo
se pueden sentir inadaptados. Si esa inquietud, ese nerviosismo, esa falta de
control del movimiento ocurre en la clase, puede hacer que el niño no aguante
quieto en la sien, en la silla, en el asiento, no mire la pizarra, esté
pendiente de todo y, precisamente por eso, no tenga un buen rendimiento. Si esa
sensación de inquietud, de nerviosismo que hace que el niño se mueva se
mantiene en situaciones del día a día, como puede ser casa, como puede ser un
restaurante, una celebración y todo el mundo lo percibirá, es que el niño no es
capaz de estarse quieto. Es un niño mal educado o no tiene respeto por la
situación y la gente. Lo que percibirá tiene una mala conducta.
Si al final, junto a dos o tres de estas situaciones en tu
hijo, te puedes encontrar con un problema serio, ¿verdad? Seguro que te has
sentido muy identificado con muchas de las cosas que te ha contado hasta el
momento. En la mayoría de los casos, son los padres los que buscáis ayuda
porque conocéis perfectamente a vuestro hijo y veis cómo desde pequeño va
desarrollando problemas en diferentes áreas. En otras ocasiones, las sospechas
vienen desde los profesores. En esa situación, los problemas escolares son los
principales.
El mayor de los problemas en estos casos es conseguir que un
profesional se tome en serio, realmente en serio, esta situación y nos responda
con la famosa frase de "cada niño es diferente, evolucionará a su
ritmo". Otra muy conocida de "todos los niños son diferentes, son
movidos, son despistados y no te preocupes, ya madurarán". En casos como
el del TDAH, es retrasar el diagnóstico, es dejar que los problemas crezcan y,
al final, ¿por qué ocurre esto? Pues básicamente porque la atención, la
impulsividad o el movimiento son cosas muy subjetivas. Muy subjetivas a primera
vista.
Las valoraciones iniciales suelen hacerse de forma meramente
visual o con cuestionario, a lo sumo. Esto lleva habitualmente a importantes
equivocaciones en los diagnósticos. Para evitar esto, desde que empecé a
trabajar, tuve claro que no podía basarme exclusivamente en mi juicio clínico,
por bueno que fuera. Sino que necesitaba hacer algo más objetiva esa valoración
y poder demostrarlo a los padres. Que precisamente eso es posible. Para ello,
hemos incorporado todos los avances tecnológicos que están a nuestra
disposición. Como la realidad virtual, el análisis de las venas ciliares, entre
otros. Para que te vayas de la consulta con un diagnóstico 100% definitivo y
100% fiable. Con estas tecnologías, podemos conseguir un diagnóstico fiable y
definitivo en el 100% de los casos. Y en una evaluación que no dura más de dos
horas. Suena bien, ¿verdad?
Además, podemos hacerlo 100% online. Así que, si eres de
fuera, no te preocupes, también podemos ayudarte. Para entender cómo se debe
hacer el tratamiento adecuado del TDAH, es fundamental que conozcas bien qué es
lo que falla en los mecanismos de autocontrol cerebral. Lo que falla son los
neurotransmisores. Si, esos muñecos pequeños que aparecían en los dibujos
animados de la zona de la vida o el cuerpo humano cuando hablaban del sistema
nervioso. Y que siempre iban corriendo de un lado para otro llevando un
pergamino, un papelito en la mano, gran mensaje del sistema nervioso.
Son los mensajeros en el TDAH. Esos mensajeros nunca llegan
a su destino. Es como cuando el repartidor de una empresa de transportes te
dice que ha dejado el paquete en el control porque no estabas en casa cuando
pasó. Y realmente sabes que no es así porque sí que estabas allí. Lo que
tenemos que hacer es que esos mensajeros no vuelvan a su base antes de pasar
por casa para dejar el paquete. Es decir, que los neurotransmisores tengan su
mensaje y lleguen a donde deben, en vez de devolverlo a casa.
¿Te ha quedado claro? Pues entonces, ya entiendes
perfectamente por qué la medicación es el tratamiento de primera elección de la
mayoría de los casos de TDAH. Hace eso precisamente que te he explicado: evita
que el mensaje coja las rutas de vuelta a casa antes de llegar a tiempo.
Después de esto, ya pueden funcionar como deben las terapias y todo lo que
queramos hacer después. Pero si la fuga de esos mensajes es alta, no hay
terapia que valga. Como te digo, cuando ese mecanismo está suficientemente
arreglado, otras medidas como los suplementos de omega 3, la terapia, la
estimulación cognitiva y demás pueden ser efectivos. Tanto es así que no
hacemos pacientes para terapias si no están tratados correctamente. Realmente
no me parece ético, porque es dinero y tiempo invertido por vuestra parte sin
sentido y sin resultado lógico, ¿verdad?