Es cierto que hay bastante confusión, sobre todo se utiliza
la palabra bullying para todo. Entonces hay quienes piensan que todo es bullying.
Es muy importante entender bien la definición de Bullying. En la investigación existe un
acuerdo de cómo se define el acoso escolar o bullying. Existen tres características
principales: la primera es algo intencional: entonces, no es
un accidente, no es un incidente. Alguien está haciendo daño físico,
psicológico, social, verbal a propósito. En segundo lugar, es
algo que se repite. Se trata de algo sistemático, no es un incidente. Por
ejemplo, una agresión solo una vez aún cuano no es acoso escolar, y hay repetición, o
amenaza, o riesgo de repetición. Y el tercer punto, existe una diferencia de
poder.
Se puede ver que hay, realmente, algunos tienen más
poder: puede ser por el estatus social, por ser más fuerte físicamente o una
persona más popular en el grupo que está acosando a una persona o varias personas con menos poder, con cierta vulnerabilidad. Entonces, si cumplen estos
tres criterios, podemos sospechar que es acoso escolar. Por ejemplo, si no hay
diferencia de poder, se trata más bien de conflicto. O, también, el tema de las
bromas. Por ejemplo, la justificación típica: Esto era solo una broma. Si para
mí es una broma pero para otra persona no lo es, pues tengo que parar, tengo
que pedir disculpas, y no continuar con la misma broma. Pero si yo continúo
sabiendo que a otra persona no le gusta mi broma, ya estoy entrando al dinamismo
del acoso escolar.
¿Nosotros, como
profesores, como profesoras, qué podemos hacer una vez que se detecta un caso
de bullying?
Aquí es muy importante tomar en serio un posible caso. En
el comienzo no sabemos, realmente, si es acoso o no es acoso, entonces tenemos
que tener un espíritu de investigar antes de decidir. Entonces empezamos las
investigaciones, y allí hay que escuchar.
Primero, hablar con la presunta víctima, entender su
perspectiva. Luego hay que hablar individualmente con los que han participado
en el acoso, individualmente, y de manera grupal con todos los que han
participado directamente. Y, luego, lo que también hay que trabajar es en buscar
algunos compañeros que, a lo mejor, podrían apoyar a la víctima. Y en todo este
proceso damos mucho protagonismo a los niños.
Entonces, no es que los docentes estén diciendo lo que
tienen que hacer, que tienen que parar, sino que cuando las propuestas vienen
de los niños, de los adolescentes, tiene mucha más eficacia; es su vida. Ellos
tienen que encontrar un cambio, y siempre, colaborar con la familia. Es muy
importante que las familias estén informadas. Y el mensaje es este: buscar
soluciones juntos, no atacar contra la familia o la familia contra la escuela,
sino pensar cómo podemos solucionar el problema juntos.
Bueno, hemos hablado sobre la víctima, sobre los posibles acosadores, ¿qué papel jugarían las personas que lo están viendo, los espectadores? ¿Son importantes?
Son muy importantes. En realidad, hay mucha investigación
sobre este tema; hace falta trabajar con todo el grupo. Sabemos que, la
investigación muestra, que la manera más eficaz de prevenir el acoso escolar es
cambiar las actitudes y comportamientos del grupo. Y, en el grupo, cuando
ocurre una situación de acoso hay roles distintos. Hay, por ejemplo, espectadores más directos que están allí como: “ji, ji, ja, ja, ¡qué
divertido!”.
Sin público, el acoso no tiene el mismo efecto. Lo que
deberíamos hacer, de alguna manera, es cambiar las actitudes de este público
que no tolera el acoso. Por otra parte, hay externos que ven la situación pero
por los miedos, la vergüenza o lo que sea, no actúan. Y allí deberíamos
trabajar, con este grupo de externos, para que tomaran un papel más activo
para defender a la víctima. Y, en realidad, cuantas más personas existan, cuando aumentamos el porcentaje de actitudes
contra el acoso escolar, y a favor de apoyar a la víctima hay muchas menos
probabilidades de que alguien sufra.
La pregunta más importante:
¿qué pueden hacer las escuelas, qué podemos hacer para prevenir que no suceda
el acoso? La prevención es la clave porque, lamentablemente, muchas veces
actuamos cuando ya tenemos una situación de acoso, por lo que hay que trabajar
con la prevención. Por
ejemplo, que si yo veo un conflicto es mi responsabilidad, en realidad, de
ayudar a mi compañero. Con estas lecciones regulares estamos cambiando
justamente las actitudes, y el dinamismo del grupo.
¿Cuándo puedo saber?
¿Cómo puedo saber que mi hija está sufriendo acoso escolar?
Bueno, creo que es una pregunta que todos los padres están
pensando. Cada niño es diferente, entonces, son los padres quienes conocen
mejor cuando su hijo o hija está angustiada. Pero, normalmente, podríamos decir
que hay algún tipo de cambio en el comportamiento. Por ejemplo, a mi hija le
encanta ir al colegio y de repente no quiere ir. O, también, síntomas cómo
dolor de cabeza, estómago, pierde el apetito. O síntomas más psicológicos como
estrés, angustia. O, a veces, incluso pasa que empieza a perder cosas, o parece
que tiene accidentes o viene con cosas rotas. Entonces estas podrían ser algunas
señales de que a lo mejor está pasando algo, pero no siempre significa que es
justamente acoso escolar. Puede ser, también, otra cosa. Pero es una alarma que
hay que empezar a investigar.
¿Y qué debemos
hacer?
Es muy importante hablar con tus hijos, con tu familia. A
lo mejor quieren negarlo porque les da miedo, por la vergüenza misma no quieren
hablar. Pero, en este caso, es muy importante que los padres muestren que están
totalmente cien por ciento a su lado. Hay que decirles que el acoso nunca es su
culpa porque a lo mejor piensan que son culpables pero no es así. No hay
ninguna cosa que justifique el acoso. Luego, lo que se podría hacer desde casa
es, por ejemplo, practicar un poco las situaciones para cuando están pasando cosas. Por ejemplo, delante del espejo, una cosa que se puede trabajar desde casa es cómo aprender a decir “no” de
manera, pues, asertiva. La asertividad, por ejemplo, es una cosa que se puede
trabajar desde casa.
¿Y es una solución
decirles que se defiendan?
Ahí hay, a lo mejor, un poco de confusión entre el ataque
y la defensa. Es cierto que debemos aprender a responder de manera asertiva,
entonces nos ayuda mucho tener un poco más de seguridad. Hay que trabajar con
la autoestima, por ejemplo. Atacar nunca es una solución, en realidad,
estaríamos creando un conflicto. Y ya somos igual de culpables. Entonces no,
atacar no es una solución.
¿Y cuándo debo
pensar en cambiar a mi hija de colegio?
Vemos que esto no es una solución, en realidad, porque
normalmente no cambia nada. Entonces, en un caso muy extremo que ya se
ha hecho todo lo que se puede, se podría pensar en esta opción, pero nunca
recomendaríamos empezar a pensar en el cambio del colegio. En casos muy
extremos, si alguien tiene que cambiar el colegio, pensamos que debe ser el
agresor quien se vaya. Es lógico.
¿Cómo me tengo que preocupar? ¿En qué tengo que fijarme si resulta que es mi
hijo el que acosa a otros niños?
Muy buena pregunta porque muchas veces los padres solo
están pensando, si es mi hijo el que sufre de la victimización. Pero si es
cierto que si hay acoso, significa que los hijos de algunos padres lo están
haciendo. Primero, es muy importante entender que una persona que acosa, no
significa que es una persona problemática necesariamente o que tiene una
personalidad agresiva, puede ser cualquier persona porque se trata del fenómeno
de grupo. Entonces yo, en un grupo particular, puede ser que me comporte de
esta manera. Luego, cuando estoy con mis mejores amigos, soy diferente. Pero en
el colegio, por ejemplo, una clase no es un grupo de amistades naturales,
necesariamente, por lo cual, mi hijo o mi hija puede comportarse de manera
inadecuada de vez en cuando. Y si, en este caso, es mi hijo el que acosa o mi
hija la que acosa, ¿qué debo hacer?
Primero de todo, mantenerse calmado. Tanto en el caso de que
mi hijo sea la víctima, como si mi hijo fuera el que acosa, no deberíamos convertirnos en
unos histéricos, no es la solución. Nosotros, como adultos, tenemos que mostrar
un buen ejemplo a los menores, sobre todo buscar soluciones, no andar buscando culpables. No atacar contra la escuela o contra otras familias, esto sería peor. Entonces, hay que hablar con tu hijo o con tu hija, mostrarle que no
toleramos este tipo de conducta pero no estamos contra la persona, sino contra
su acción. Por lo cual, podemos decirle, que confiamos mucho en la
capacidad de hacer el cambio, y que sabemos que es un buen chico pero que en
algún momento, por alguna razón, no ha actuado de manera correcta.
¿Qué consejos me
darías en el caso de que mi hija estuviese sufriendo ciberbullying?
En el caso de ciberacoso, primero, lo que hay que hacer es
guardar la evidencia por si acaso. Aunque puede ser que en el comienzo no
parezca grave, a lo mejor vale la pena guardar la evidencia. Luego se
podría contactar con la administración de la página o de la aplicación. Allí,
también, pueden ayudar, a veces, a identificar de dónde vienen los mensajes porque el problema, a veces, es que no sabemos de dónde vienen. Luego, muy
importante, colaborar con la escuela. Esto, a veces, aunque no ocurriera durante
el horario escolar, pero, si son los mismos chicos es una cosa de convivencia, y también, del colegio. Hay que colaborar en casos en que si tu hija recibe
un mensaje así, o imágenes que vulneran sus derechos, se puede contestar si
sabemos de dónde viene, se puede contestar. Pero normalmente una vez es
suficiente: pedimos por favor, hay que parar esta acción, ya que no lo vamos a tolerar.
Pero no deberías entrar en una guerra contra otras familias y eso. Entonces,
con una sola vez basta y listo.
Incluso, a veces, si la situación continúa, hay que empezar
a pensar si hay que hacer una denuncia. Pero no haremos primero la denuncia,
sino que empezaríamos de manera colaborativa a buscar soluciones.
Muchas veces nos cuesta actuar como individuos porque
cuando hablamos de agresión o acoso escolar es un fenómeno grupal; hay presión
de grupo. Igual, yo creo que no está bien, pero si mis compañeros
no hacen nada, me cuesta. No somos todos superhéroes en el sentido de que
podemos ir a ayudar a una persona contra todo el grupo.
Pero en esta situación, lo que un individuo puede hacer, por
ejemplo, es si ves algo de este tipo, puedes ir después del conflicto, por
ejemplo, a comentar: "Mira, he visto lo que pasa y no ha estado
bien". De esta manera, ya puedes hacer un cambio. Pero siempre somos más
poderosos si trabajamos en grupo; seguramente hay otros chicos que piensan
igual que tú, que no les gusta la situación. Entonces, tienes que identificar
quiénes serían los compañeros que también están contra esta acción, y luego
trabajar en grupo. Por ejemplo, asegurar que una víctima no se queda totalmente
sola. Así se podría, como grupo, ayudar a una persona.
Y, en realidad, si vemos algo muy serio, muy importante, hay
que contactar con los adultos. Porque hay cosas que no son de los chicos, de
los menores, digo. No se trata de ser chivato, porque hay una cultura de que
nadie habla porque piensan que es de ser chivato. No, al contrario, se trata de
ayudar a una persona. Hay que pensar también en las consecuencias, ¿qué podría
suceder si nadie está ayudando a esta persona? Por lo cual, es mi responsabilidad
buscar maneras de ayudar y, también, hablar con los adultos.
¿Y con el agresor o
con la víctima? Porque hablas mucho de los demás, pero, ¿qué diálogo tenemos
con la víctima o qué diálogo hay que tener con el agresor?
Cuando uno está buscando maneras de ayudar a la víctima o
influir en esta situación, no hay una única manera de hacerlo; depende bastante
del grupo, depende de cada individuo. Es decir, que si yo estoy en un grupo y no nos gusta la
situación que vemos, tenemos que pensar cuál sería la manera más eficaz de
actuar en esta situación específica.
Por ejemplo, a veces hay individuos que con las bromas,
"broma" es una buena manera de solucionar el tema. Pero luego no
todos somos bromistas, por lo cual, no funciona en algún caso. Eso también de
ir directo, por ejemplo, a parar la situación, a lo mejor en la situación hay
cierta agresión, violencia; no va bien entrar. Entonces, hay que buscar una
manera más indirecta, ¿no? A lo mejor la solución es ir a contárselo a los
adultos, o ir a hablar con la víctima después.
¿Y si yo soy
víctima de bullying cómo debería reaccionar?
Bueno, lo primero de todo, es importante pensar que nunca es
tu culpa. No hay ninguna justificación para hacerlo. Somos todos diferentes; es
normal. El carácter físico, nuestra personalidad, somos diferentes y es una
riqueza; entonces, nunca nadie debería justificar su acción de alguna manera.
En esta situación, si te pasa algo, es muy importante buscar ayuda; ya que debes saber que no
estás solo en esta situación.
A lo mejor te cuesta hablar con los padres o los docentes
pero bueno, si te cuesta, busca otra persona adulta. Puede ser tu primo de la
universidad o alguien de tus hobbies que sabes que sabe escuchar. Pero si la
situación es difícil y continua, es muy importante buscar la colaboración
familia-escuela, buscar soluciones juntos. Algunas veces también va bien
practicar de antemano cómo reaccionar en estas situaciones. Esto se podría
hacer en casa con el espejo o incluso con los padres, pensar de antemano una
situación y cómo reaccionar de manera asertiva.
Por ejemplo, cómo decir de manera correcta que paren. Lo más
importante es esto, que no estás solo. Hay que buscar ayuda y buscar la
solución juntos.