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Falta de orgasmos y Falta de excitación

Se estima que en torno al 13-24% de las mujeres tienen problemas en la fase de excitación, aumentando este porcentaje en las mujeres menopáusicas y con problemas de lubricación. Estudios recientes estiman que hasta el 10% de las mujeres en España tienen problemas para alcanzar el orgasmo, siendo más prevalente en mujeres jóvenes debido a la inexperiencia.

La excitación es la sensación creciente de avanzar en la relación sexual; es una sensación mental que se acompaña además de cambios físicos como congestión genital, aumento de la lubricación, erección del clítoris o los pezones, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria. En la excitación influyen múltiples factores hormonales, nerviosos y psicológicos. Se puede desencadenar mediante la vía interna a través de fantasías, ya sean espontáneas o voluntarias, o también mediante la vía externa en respuesta a determinados estímulos.

Cuando existe un problema a la hora de la excitación, ya sea mental, física o de ambas, podemos decir que nos encontramos ante un trastorno de la excitación, que en muchas se asociará a otras disfunciones sexuales. En contraposición al trastorno por defecto, quería nombrar otro trastorno que, aunque mucho menos frecuente, se caracteriza por un estado de excitación sexual persistente sin deseo ni estímulos sexuales previos; se trata del síndrome de excitación sexual persistente.

Se trata de una condición muy desagradable, ya que esta excitación no cede a pesar de alcanzar el orgasmo y se puede dar en cualquier situación cotidiana del día a día. En el imaginario colectivo, el orgasmo se ha convertido en el objetivo indispensable de las relaciones sexuales, el final del camino sin el cual no se entienden las mismas. Esto ha desembocado en una elevada autoexigencia de muchas mujeres, justificando las dificultades para alcanzarlo y generando una elevada sensación de frustración, ansiedad y sentimientos de fracaso, llevándolas incluso a sistemáticamente simular los orgasmos.

Cuando el orgasmo no ocurre de ninguna manera o se retrasa tanto tiempo que esto genera un malestar en la paciente durante un tiempo prolongado, podemos decir que nos encontramos ante un trastorno del orgasmo, también denominado anorgasmia. Si la mujer consigue alcanzar el orgasmo mediante la estimulación del clítoris, pero no lo alcanza mediante el coito vaginal, no podemos hablar de un trastorno del orgasmo, así como tampoco se considera anorgasmia la ausencia de orgasmos cuando la estimulación es insuficiente o inapropiada.

Aunque la anorgasmia puede ser secundaria debido a determinados factores, lo normal es que la anorgasmia sea primaria y que estas mujeres jamás en su vida hayan conseguido alcanzar el orgasmo, ya que cuando una mujer aprende a alcanzar el orgasmo es muy difícil que genere dificultades para volver a conseguirlo.

La anorgasmia puede ser generalizada en todas las relaciones sexuales o puede ser situacional, en la que los orgasmos solo se conseguirán en situaciones muy determinadas. Existen distintas enfermedades o condiciones médicas como la diabetes, la hipertensión, el hipercolesterolemia, enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, determinadas cirugías genitales muy agresivas como las oncológicas, o procesos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión, así como distintos tratamientos médicos o tóxicos como el alcohol, que pueden influir en la respuesta orgásmica, impidiendo el mismo. No obstante, se estima que tan solo el 5% de las anorgasmias responden a causas orgánicas. En el resto de casos, las causas principales serán psicológicas, destacando factores psicosociales como la historia sexual previa, el antecedente de abusos sexuales, las experiencias sexuales traumáticas, una actitud negativa frente a la sexualidad, creencias religiosas limitantes con elevada culpabilidad, actitudes negativas acerca de la masturbación con dicotomías entre los valores aprendidos y lo socialmente exigido, o la escasa formación e ignorancia sexual.

Asimismo, los problemas de comunicación y los conflictos de la pareja pueden afectar a la intimidad y a toda la esfera sexual. Cambios vitales como el embarazo, la menopausia, las enfermedades crónicas, la edad o la infertilidad también se han relacionado con estos trastornos. En el caso de las anorgasmias, una de las características comunes a casi todas las pacientes es la incapacidad para abandonarse durante las relaciones sexuales, debido a que adquieren el denominado rol del espectador, el cual consiste en la autoobservación constante de su propia respuesta sexual durante la relación, lo cual genera una elevada respuesta hormonal de estrés que imposibilita la correcta funcionalidad sexual al no alcanzar el orgasmo.

La mayoría de las mujeres van a sentir frustración e incluso temor a ser abandonadas o rechazadas por sus parejas. En cuanto a las parejas masculinas, el abanico de respuestas será muy amplio. Podrán mostrar indiferencia, preocupación o incluso enojo, ya que se verán como responsables de la no consecución del orgasmo por parte de su pareja, minando su autoimagen como hombre. Otros, debido a problemas de comunicación en la pareja, ni siquiera serán conscientes de este hecho, ya que muchas mujeres sistemáticamente acabarán fingiendo los orgasmos para no abordar el problema.

Como podemos deducir en la consulta, una de las cosas más importantes será conocer a la perfección la historia clínica de nuestra paciente y todos los antecedentes que hemos comentado previamente. Es importante saber el grado de conocimiento acerca de su propia sexualidad, los hábitos masturbatorios y la actitud frente a la sexualidad en general. Tendremos que conocer el estado de todas las fases de la respuesta sexual. También tendremos que saber si la paciente presenta fantasías sexuales y descartar la presencia de otros trastornos concomitantes como el dolor durante las relaciones o la falta de deseo. También se deberá realizar una exploración física básica con toma de peso, altura, tensión arterial, y, si estuviera indicado, una serie de analíticas de sangre, así como una exploración ginecológica y ecográfica básica.

En cuanto al tratamiento, en primer lugar, y si las hubiera, deberemos corregir esas condiciones orgánicas que puedan estar generando o manteniendo el problema, como por ejemplo la ausencia de lubricación durante la menopausia. En cuanto a los trastornos de la excitación, en ocasiones, las mujeres se podrán beneficiar de tratamientos hormonales como la terapia hormonal sustitutiva, pero es importante saber que para el orgasmo no existe ningún tratamiento médico específico. En ambas patologías, la línea principal de tratamiento es la llamada terapia sexual, la cual ha de ser realizada por profesionales de la sexología, bien sean psicólogos o médicos que estén formados para tal fin. Las terapias van a ser muy personalizadas, ya que cada paciente es un mundo.

Una de las principales cosas que debemos hacer será transformar las ideas, los mitos y las creencias que puedan tener las pacientes como consecuencia de la educación sexual recibida y que sean limitadoras para el correcto funcionamiento sexual a nivel personal. La búsqueda de fantasías y el autoconocimiento a través de la autoexploración, tanto mental como física a través de la masturbación, es uno de los pilares del tratamiento. Podremos ayudarnos o no de juguetes sexuales, abordar también problemas relacionados como la baja autoestima será muy positivo durante el proceso, ya que es una condición que suele estar presente en muchos casos. En caso de la existencia de pareja, se ofrecerá también terapia de pareja con el fin de intentar solucionar problemas en la comunicación, así como una determinada serie de ejercicios dirigidos específicamente a tratar este tipo de patologías.

Es de vital importancia disminuir el grado de autoexigencia, de estrés, de frustración y de culpabilidad de la paciente, ya que esta es la principal barrera que no les permite disfrutar de las relaciones sexuales, generándose así un círculo vicioso. El autoconocimiento y la reeducación sexual son los principales pilares de tratamiento en las disfunciones sexuales, particularmente destacables en las patologías que hemos abordado en este.

Author: Dra. Ana Vázquez

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