El abuso sexual infantil sucede cuando cualquier persona
hace tocar, toca o mira a cualquier parte del cuerpo del niño para sentir
placer y obtener gratificación sexual. También es abuso sexual infantil cuando
esa persona les toma fotos explícitamente sexuales, los obligan a ver
pornografía o los obligan a presenciar cualquier relación o acto sexual. Antes
de empezar, revisemos los tres mitos más frecuentes frente a los abusadores
sexuales infantiles.
Primero, los abusadores sexuales son personas extrañas o desconocidas.
Falso, el 80% de los abusadores sexuales infantiles hacen parte del círculo
familiar cercano. Usualmente son personas que el niño ama y en quienes confía.
Segundo, los abusadores sexuales son siempre hombres. Falso,
tanto hombres como mujeres abusan sexualmente de nuestros niños y adolescentes.
Tercero, los abusadores siempre son personas adultas. Falso,
es muy importante que sepas que un abusador también puede ser una persona menor
de 18 años. Se considera que existe abuso sexual infantil cuando la diferencia
de edad entre el abusador y el niño es de más de 5 años, y cuando está
aprovechándose de su diferencia de edad para presionar, engañar o manipular al
niño.
Ahora, nosotros los adultos debemos siempre estar muy
pendientes de esas señales de alarma que pueden indicar que puede haber un
presunto abuso. Algunas de las señales más comunes incluyen dolor, irritación,
inflamación, sangrado, mal olor en el área genital o en el área anal,
dificultades para caminar o sentarse, dolores pélvicos, fisuras en la zona anal
o en la zona genital, infecciones urinarias o enfermedades venéreas, un miedo
intenso y repentino a desvestirse y a bañarse, un miedo intenso a estar con un
adulto en particular, y miedo o rechazo a besos, caricias, abrazos o cualquier
contacto amoroso.
Sin embargo, habrá muchos escenarios en los que no haya
señales como estas, y el niño mismo puede ser quien venga y te cuente sobre el
abuso. Es muy importante en esos escenarios creer sin cuestionar. Pero, ¿estás
seguro? ¿No te lo estás inventando? ¿De dónde sacaste eso? No estabas diciendo
mentiras. Escucha al niño, créelo y responde con serenidad.
Muchas veces, también los adultos en su propio desborde
tienden a culpabilizar al niño con frases como "¿cómo te dejaste hacer
eso?", "para ti, ¿cómo se te ocurre haber hecho eso?", o también
pueden reaccionar amenazando al abusador con frases como "lo voy a ir a
matar". Recuerda, esto puede generar pánico, porque normalmente los
abusadores son personas cercanas al niño y personas a quienes el niño de hecho
ama. Entonces, escúchalo, asegúrate de ratificarle que no fue su culpa, que él
no hizo nada malo, y que tú lo vas a mantener seguro y lo vas a ayudar.
Hay tres preguntas que te recomiendan como una guía si
necesitas indagar más. Sin embargo, yo siempre te voy a recomendar que acudas a
un especialista que te apoye con una evaluación. Pero las preguntas son: mira,
te voy a pasar esta muñeca, muéstrame dónde te acaricia o dónde te hace
cosquillas, ¿qué tiene puesto esa persona cuando te hace esas cosquillas?
¿Quiso que lo tocaras tú también?
Como adulto, lo primero que debes hacer es asegurarte de que
el niño no debe tener ningún tipo de interacción o contacto con el abusador. Acude y contacte un especialista que esté realmente
enfocado en el trabajo con abuso sexual infantil para que pueda hacer un
chequeo y un examen médico, pero además te pueda apoyar psicológicamente con
terapia.
Hablemos ahora de prevención. Nosotros, los adultos, no
podemos controlar cada vivencia que nuestros niños experimenten en su
crecimiento y en su desarrollo, pero lo que sí podemos hacer es aumentar los
factores de protección y disminuir los factores de riesgo.
Dos factores de protección desde que son recién nacidos. El
primero, al cambiarles el pañal, ve narrando el paso a paso de lo que estás
haciendo. Avísales cuando les vas a quitar la ropa para bañarlos, cuando los
vas a cambiar. Cuando hacemos esto y nos ponemos al nivel del niño, entramos en
su campo visual y le explicamos lo que vamos a hacer, les estamos enseñando que
su cuerpo es suyo y que nadie puede tocarlo.
El segundo factor de protección desde muy temprano es
ayudarles a que reconozcan las partes de su cuerpo, incluidos los genitales. Ya
los genitales, los vamos a llamar por su nombre con toda la naturalidad: pene y
vulva. En la medida que van creciendo y durante toda la infancia, la crianza
respetuosa es uno de los factores de protección más poderosos contra el abuso
sexual infantil.
Quiero explicarte esto de esta forma: en los casos de abuso
sexual infantil, a diferencia de una violación, no hay violencia física, pero
sí hay violencia emocional. El abusador emplea secretos, engaños, sobornos y
amenazas. Veamos estas frases que serían frases de un abusador: "Este es
un juego entre tú y yo", "no le cuentes a tu mamá", "porque
tengo que engañar". "Si me tocas aquí, te compro un helado de
chocolate", "si no me dejas tocarte, sabes qué pasa, viene la policía
de niños y te va a llevar".
Ahora veamos las frases de una disciplina basada en premios
y castigos. Cuántas veces no le has dicho tú mismo: "Yo te dejo ver
televisión, pero no le cuentes a mamá, que te va a regañar". "Si le
das un abrazo a la abuelita, yo te compro un helado de chocolate". Ahí no.
Si no me das la mano, viene la policía de niños y te va a llevar. ¿Encuentras
alguna similitud?
Es por eso que una crianza respetuosa, donde no se normaliza
la amenaza ni la manipulación, donde no se normalizan los malos tratos, es en
sí misma una estrategia de prevención de abuso sexual infantil. Aquí te dejo
seis recomendaciones desde la crianza respetuosa que puedes aplicar desde que
son bebés.