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¿Qué es un duelo y cómo atravesarlos?

¿Qué es un duelo?

Un duelo es perder algo, lo que sea. Un duelo puede ser la muerte de alguien, puede ser una separación, puede ser que me asalten en mi casa, que me tengan que hacer amputar una parte del cuerpo, puede ser que se tenga que ir un hijo mío a estudiar a otro lado, que se le llaman duelos positivos, pero que tienen como las mismas etapas porque se enfrentan a distintos procesos de pérdida. Y estos duelos, que todos vivimos varios de ellos a lo largo de la vida, de los positivos y de los negativos también (no se cambian de trabajo por algo mejor, por ejemplo, también puede ser un duelo positivo). También hay que vivir de alguna manera las etapas que estos duelos nos llaman a vivir. Los duelos lo ideal de siempre es tratar de vivirlos desde la perspectiva de las emociones y poder experimentar y soltar todas las emociones que pasan dentro de eso.

Entonces, les cuento, los duelos tienen en general cuatro etapas. La primera es la de shock, que creer que esto no es verdad, que esto no ha pasado. Que no sé, se me perdió, me robaron el celular. Hay una etapa 11 horas de sentir que no es cierto, que lo voy a encontrar, que parece que esto es mentira. Bueno, esta etapa, de hecho, cuando es la muerte de alguien, va a depender de cómo sea la partida de la otra persona. Si la partida de la persona es lenta y viene de un proceso largo, el choque es menor porque el duelo se empieza a vivir mucho antes. Cuando hay una interrupción rápida de la vida, como un accidente o un infarto del miocardio o algo así, el choque es mucho más largo. Esta etapa de no creer que es verdad, que voy a llegar a la casa y lo voy a encontrar, que no se anda de viaje, iba a volver, etcétera.

Después de esta etapa de shock, viene una etapa de rabia en la que yo me enojo con Dios, con la vida, con él, con la persona, con la separación, con la pérdida, con el trabajo, con mi hijo que se va, con lo que sea. Aparecen ahí las culpas porque podría haberlo hecho distinto, podría haber dicho más cosas, podría haber corregido esto o aquello. Y la etapa de rabia, la extensión de alguna manera, depende en primera instancia de la personalidad de cada uno. Hay personas que son más rabiosas y que tienden a enojarse, les da más impotencia a ciertas situaciones de pérdida, y hay otras que por ahí la rabia no es tanto, no es tan larga, ni es tan profunda tampoco, sino que no pasa de las veces como decirlo, como un reclamo de lucha, pero eso va a depender mucho de la estructura y personalidad de cómo las personas enfrenten esa rabia en distintas circunstancias.

Después se entra a la etapa más larga de los duelos, que es la etapa de la tristeza. Allí pasan varias cosas. Primero, la gente que generalmente aún no lo acompaña al inicio de los duelos desaparece, uno queda solito viviendo el proceso, y uno empieza a sentir que molesta ya cuando dice que uno tiene pena o que está triste o que no durmió bien o que está sufriendo de insomnio o de qué sé yo, de alguna cosa de esas. Entonces, uno empieza a callarse, y esta es la etapa más peligrosa porque, al guardar emociones, como les explico esto, se empieza como a codificar en el cuerpo. Entonces, empiezan la jaqueca, los dolores de cabeza, angustias, miedos y otro tipo de situaciones que hacen que esta etapa sea complicada.

Acuérdense que ya lo hemos hablado en otro espacio, que existe socialmente esta cosa espantosa de prohibir llorar y que nos digan todo el rato "no llores, no llores, no llores, no llores, que no te hace bien, no llores, que no está descansando, no llores, que no se puede, que te hace mal", etcétera. Y eso nos ha hecho un daño gigante. Llorar hace muy bien en cualquier circunstancia, bajo cualquier situación. Siempre llorar hace bien. Por lo tanto, en esta etapa de la tristeza, quizás la máxima recomendación es llorar todo lo que haya que llorar y tratar de escabullirse de la gente que por ahí dice que no hay que hacerlo.

Después de esa etapa viene la otra, la cuarta, que es la reconciliación con el duelo, que es que la persona, que la situación que se fue, el matrimonio, el trabajo o lo que fuere, vuelve a mí para quedarse con lo mejor que yo viví en esa situación, con las experiencias, con el aprendizaje. Yo diría hasta poder recortarlo.

Ahora, los duelos en general tienen una contradicción que no sé si tan gráfica en poderlo explicar, pero por un lado, uno quiere que esto se pase porque uno ya no va más con el dolor, y por otro lado, uno no quiere que se pase porque la tristeza y tal vez hasta las lágrimas también, cuando uno se les permite sacar, son como un homenaje a la persona que se fue. Y por lo tanto, cada vez que me pongo triste o lloro, muestro a mí misma y muestro al resto que esa persona o esa situación era muy importante para mí.

Entonces, qué pasa, que los duelos de alguna manera se caminan mejor porque hay duelos que no se superan nunca, y uno aprende a caminar con esos dolores y en esas caminatas y días buenos y días malos, y es todo lo que se puede pretender. Los duelos se caminan mejor cuando yo pienso entender que puedo homenajear al otro no solo desde la lágrima, sino también desde la carcajada. Cuando yo siento que la única forma de homenajear al otro o a la situación que se fue es a través de las lágrimas, es muy probable que los duelos se enquisten y se transformen en lo que se llaman duelos patológicos.

Cuando yo ya me puedo reír, cuando puedo recordar con humor, cuando puedo recordar con nostalgia, pero alegre, a esa persona, cuando siento que está conmigo aún cuando no lo esté físicamente, los duelos se transitan de mejor forma. Y estas cuatro etapas que yo les mencioné no son ni lineales ni secuenciales, son desordenadas, son intensas. Puedo vivir las cuatro etapas en un día, puedo sentir que hoy como avión en la tercera y de repente voy a ver un programa de televisión y voy a sentir que retrocedo a la de la rabia sin saber por qué.

Antes del año, nadie tendría como derecho de meterse en mi proceso de duelo. Sí, sí, yo miro muchas fotos o pocas fotos o no guardé la ropa y la regalé o la tengo guardada y le tomo el olor y he hecho su perfume en la habitación y pongo su música o no la pongo porque no quiero hablar del tema. Todo eso podría ser normal hasta que no se cumpla un año cronológico de haber pasado por todas las fechas importantes para esa persona o para la situación y para mí. Primer aniversario, día de la madre, día del padre, primer cumpleaños, no sé, Navidad, Año Nuevo, hasta que esas fechas no se pasan y no se vive como el ciclo de los 365 días.

La verdad que es muy difícil que alguien se tenga que meter en el duelo porque cada persona, desde su historia, desde su experiencia, desde la cantidad de duelo previo, desde la intensidad que para esta persona tenga la pérdida, es muy individual el proceso. Todos nos asumimos como catadores de duelos, entonces le decimos a la gente que tú no estás viviendo el duelo, que tú ya lo viviste, y ahora de vuelta a la página. Ya no puedes seguir llorando porque llevas mucho tiempo, etcétera, etcétera, y no dejamos que cada persona elabore su ritmo propio en este proceso.

Nos hemos vuelto poco respetuosos del dolor ajeno, producto de la rapidez con la que vivimos hoy día y con la rapidez con la que queremos que la gente esté bien y que eso, lamentablemente, muchas veces solo significa "deja de llorar" porque el dejar de llorar pareciera que a todos nos indica que esa persona está bien y está más resuelta, de una u otra forma.

Creo que también es súper importante poder hablar de la pérdida y poder decirle a la gente "me pasa esto, lo extrañé, vivir esta situación o salir, no sé, del país, tuve que poner el estado civil y yo que me había separado me dio tristeza". Y poder comunicar este tipo de sueño, sin duda, es un acto de salud mental. Al final, los duelos son inevitables en la vida. Lo que podemos evitar es quedarnos pegados en el sufrimiento de una pérdida. Y eso se logra cuando se vive por las emociones porque si no el que se va a hacer cargo del proceso del duelo si es que no lo hacen las emociones el cuerpo, y el cuerpo va a terminar diciendo pensando, y sintiendo por nosotros generalmente con enfermedades de alto costo emocional, y por qué no decirlo también económico.

Y eso se logra cuando se vive por las emociones, porque sino, ¿quién se va a hacer cargo del proceso del duelo si es que no lo hacen las emociones? El cuerpo va a terminar diciendo, pensando y sintiendo por nosotros, generalmente con enfermedades de alto costo emocional y, por qué no decirlo, también económico. Así que bueno, a transitar por los duelos. Que nadie les obligue a apurarse con esto, a sentirse contenidos y contenidas por las personas que quieran y que puedan vivir estas etapas de la mejor forma posible. Hay duelos de vivos también, así que también consideren los dentro de las pérdidas: perder amigos, discutir con amigos, terminar con alguien, un familiar. Los duelos son parte de la vida, uno está perdiendo cosas, situaciones, personas todo el tiempo.

Author: Dra. Pilar Sordo

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