El tema del apego es inagotable y, cuando lo relacionamos
con los vínculos afectivos, da para mucho porque es un tema complejo y además
se nos cuela por lugares que ni imaginamos.
Hay un principio que quiero que te guardes, que te lo
guardes: el apego a una persona hace que dejes de ser tú mismo. Y esto, que
puede parecer obvio, no es tan obvio porque es como una luz. Sí, una luz
silenciosa que va llegando y te va desarmando por dentro. Te va desarmando y
tiene muchas facetas; a veces, el cambio es radical y a veces demora, es como
una tortura, como la gota china. Pero si hay una metamorfosis, si hay un
cambio, yo anoté aquí seis cosas que me parecen muy importantes.
La principal es que, al estar apegado a la persona que amas,
¿cómo puedes vivir una vida independiente? Es imposible. Entonces, el primer
punto es que vas perdiendo identidad. La identidad es lo que tú eres, sí, la
identidad es tu ser, es lo que te caracteriza. No solo tu identidad personal,
sino también tu identidad social, porque no te vas a empezar a relacionar igual
con otras personas. Siempre tiene que estar la fuente del apego ahí, pero sin
esa fuente del apego, ahí vas a sentir inseguridad. Es como una parálisis de la
vida misma.
El segundo punto es que tu individualidad, aquellas cosas
que te hacen distinto a los demás y que son tus características exclusivas, a
partir de las cuales construyes tu YO, también se pierde. En el apego, uno
empieza a copiar la fuente, ya sea una cosa o una persona, empieza a copiarla,
empieza a transformarse en una especie de identidad del otro o de la otra. Al
perder tu individualidad, automáticamente te masificas. Masificarse es ponerse
el uniforme como la multitud, pensar como la multitud, seguir la moda como la
multitud, hacer como hace todo el mundo, sin mantener tu diferencia. Te vas a
perder en el conjunto de la colmena. Mira que son dos cosas muy graves las que
estamos diciendo, ¡ah! Pero decimos: "como es por amor". Como es por
amor, se justifica, pero es que no seamos absurdos. El amor no lo justifica
todo. No es el valor más importante. No es el valor más importante, repito. La
libertad puede ser más importante, la valentía en determinados momentos, otros
valores que, si el amor estuviera, el amor mueve el mundo. No, el amor no mueve
el mundo, lo que mueve el mundo es el deseo.
La tercera es que tus valores se modifican. Esos valores que
dirigen tu conducta, esos principios esenciales que te determinan y que vienen
de tu historia, de tu ascendencia, de tu experiencia vital, se cambian. Y eso
no debería cambiar. Tu norte deja de ser tu norte y pasa a ser el norte del
otro. Y tú te montas al vagón del otro o de la otra. Sí, y tú, sin los valores,
vas a andar como una licuadora en cortocircuito, porque los valores guían tu
conducta, apuntan a un lugar, pero aquí te pierdes, se diluyen. ¿Cuáles
valores? Porque no pensamos en eso. Apega y vas a ver lo que te va a pasar.
La otra cosa que pierdes es algo que para mí es fundamental,
que inclusive define un poco el amor, no el amor sano, y son tus ilusiones, tus
sueños. Porque el apego hiperconcentra toda tu atención y tu motivación.
Entonces, tus sueños, repito, tus ilusiones, esas metas vitales que tienes, se
pierden. No están más porque el amor es intercambiar ilusiones. Yo abro mi
mente, mi corazón, y te dejo entrar para que veas mis ilusiones, y esas que no
le contaba a nadie, vos las vas a conocer. Y yo entro a tu mente, tu corazón, y
te doy mis ilusiones. Intercambiamos ilusiones, sueños. Pero si no se
intercambian y solamente es uno el que tiene que meterse en la mente del otro,
porque ese es el apegado. Ese es el de la dependencia. Entonces, tú no amas, tú
eres un adicto al otro o al amor, si quieres, pero eres una adicción. Y si el
otro es una persona que se quiere aprovechar o que tiene alma de amo, pero no
de amor, sino de dueño, esa debilidad tuya por él o por ella la va a
aprovechar, se te va a montar. Me viene a la memoria lo que decía Martin Luther
King: "No quieres que se te suba, que se te monten a tus espaldas, que te
aplasten. No quieres eso". Entonces, no te agaches. El apego lleva a que
uno se agache, lleva a un síndrome de subyugación.
Hay otro punto que es el de la vida incompleta. ¿Cómo puedo
tener una vida completa si yo entrego mi yo? ¿Cómo puede haber una vida
completa si, al estar adicto a ti, no puedo pensar en mi autorrealización y mi
autorrealización sana? Porque de pronto puedo pensar que mi autorrealización es
tu realización. Piensen, piensen. Y esa vida incompleta siempre está asociada
con algo que está detrás de todo esto. No algo que está en el fundamento mismo
del apego, y es el miedo. El miedo a perder la fuente del apego porque yo de
ahí obtengo seguridad y placer. Falso seguridad y falso placer porque el placer
y esa seguridad, ese placer, tienen como base el miedo. Entonces, es un placer
con angustia y es una seguridad temerosa. Entonces, no es ni seguridad ni es
placer. El miedo a la pérdida, el miedo a hacerme cargo de mí mismo.
Piénsalo. Así, es decir, pongan un poquito de su parte. Si
rompes el apego, puede que te sientas mal o te dé miedo porque ya no vas a
estar controlando a tu pareja para que no te deje. Pero vas a obtener algo a
cambio. ¿Qué? Dignidad. Vas a sentir que tu valoración sube. Vas a sentir que
no dejas de amar, sino que vas a agregar otro amor más a eso, el amor a ti
mismo, amor al otro y amor propio. Sumar los dos en explosión.